La Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Peñaflor ha organizado un acto de veneración a los Titulares de la cofradía ante la imposibilidad de realizar la Estación de Penitencia en la noche del Jueves Santo.
El silencio roto por el racheo de sus costaleros cuando se acercan a la puerta. El difícil y conmovedor momento en el que echan el cuerpo a tierra para poder cruzar el dintel. El estruendo de la corneta y el tambor al interpretar la Marcha Real. El aplauso al enorme esfuerzo de las costaleras por llevar a su Bendita Madre por la calle de la Amargura. La inocencia del nazarenito con el capirote quitado. Las miradas cautivas tras los pasos del Señor y de la Virgen prometidas en momentos de angustia… Por segundo año consecutivo, Peñaflor tiene que vivir del recuerdo para ver a Ntro. Padre Jesús Nazareno recorriendo las calles de la localidad.
En este año, en el que su pueblo y sus hijos soportan una inmensa y dolorosa cruz sobrevenida, su presencia hacía más falta si cabe todavía. Una presencia física que les ayude a mantener la fe y a llevar también sus propias cruces en el día a día. Porque Él, con su cruz, también porta las de ellos. Él es fuente de paz, calma, alivio y sosiego. Y como muestra de su grandeza y de amor a sus hijos, en este Jueves y Viernes Santo está aún más cerca. Él los ha llamado para que acudan a su encuentro. Un encuentro más cercano e íntimo en el que las miradas fundidas reconfortan la pesadez de la cruz y en el que su rostro no es iluminado por la luz de la primera luna llena de primavera, si no por lo rayos deslumbrantes de la mañana que entran a través de las vidrieras en uno de esos días que dicen que relucen más que el sol.
Y para ayudar en ese cometido, también muestra a su Madre, para que les sirva de espejo y consuelo para afrontar las adversidades. Ella, la que asintió a la voluntad del Padre respondiendo “Hágase en mi según tu palabra” y aceptando el misterio de la Encarnación de Jesús y la que también en vísperas de su subida a los cielos se presenta ante su Hijo con olor a nardo y mirada gloriosa, se nos muestra afligida en uno de sus siete Dolores para quedar en Soledad la noche del Viernes Santo tras la muerte de su Hijo.
La escena del encuentro entre Jesús con la cruz a cuestas y la Virgen María acompañada de San Juan y María Magdalena camino del Calvario es con la que la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Peñaflor muestra a los Titulares de la cofradía de penitencia en un altar efímero situado ante el Altar Mayor del Convento de San Luis del Monte en este Jueves y Viernes Santo.
