EL MARAVILLOSO REGALO DE LA VIDA: LA COMUNICACIÓN

Por: Carlos Jurado Carmona

El maravilloso regalo de la vida es la comunicación: hablar, leer, escribir, pintar, representar,…Pienso y siento que es el eje vertebrador de la existencia humana. Las experiencias comunicativas son “el lugar donde nos descubrimos y descubrimos a los otros”.

Aprender a hablar y a comunicarnos es fundamentalmente la capacidad de emitir y recibir ideas o vivencias, es la relación con el entorno que nos hace crecer y el origen de nuestra identidad.

La escuela y cualquier relación educativa se deben construir como una comunidad de diálogo. El hecho de comunicarnos exige del educador la escucha como una virtud personal y como una manera de ser en la relación.  Comunicarnos es mucho más que decir y escuchar. A través de la comunicación, las interioridades individuales se completan con las interioridades de los otros.

Conversar no es solamente intercambiar información, sino descubrir en el otro cómo piensa. Conversar es vivir juntos un pedazo de existencia, es el intento más humano de compartir y de ser comunidad.

La comunicación es el espacio donde la educación es posible. Para algunos niños y niñas, entender y hablar es un proceso que fluye; para otros, se trata de algo más costoso; y, para otros es un proceso difícil. A todos ellos les es imprescindible experimentar el placer de comunicarse intensamente con la familia, el profesorado y con otras personas. Como en todo quehacer humano, comunicarnos, escuchar-entender-hablar se sustenta en una emoción de vida, de existir, de convivir, de relacionarnos con los demás.

Un requisito necesario en que se sustenta la posibilidad de comunicarse es la presencia de la empatía, que hace posible una actitud de disponibilidad, de apertura personal y de aceptación del otro. Todos los niños y niñas necesitan captarlo claramente en la persona adulta. Para que haya una comunicación auténtica con el niño tenemos que quererlo, aceptarlo tal como es y tener confianza en sus posibilidades de progresar. Y el niño para que se comunique ha de captarlo.

A hablar solo se aprende hablando. O, más exactamente, hablando y escuchando. Comunicándonos y experimentando vivencias.

Para interactuar, para comunicarnos, es necesario que se den tres requisitos en la experiencia vital del niño y de la niña: tener vivencias que expresarse, es decir, tener cosas que decir; poder compartir las vivencias, es decir, tener una persona a quien decírselas; y tener la posibilidad personal de hacerlo.

Una actitud abierta por parte de la familia y del profesorado es un factor muy positivo para que haya comunicación en la escuela y en la casa. La actitud más adecuada para que nos comuniquemos es escuchar, hablar, dialogar…

Un buen clima afectivo donde se produzca la comunicación, hace que el niño se pueda mover en libertad para expresarse, para comunicar sus sentimientos y emociones, y eso hace que se favorezca el diálogo, la conversación. El niño tiene que tener la seguridad de que alguien lo está escuchando, es decir, favorecer la comunicación.

Con los más pequeños la comunicación transcurre y se potencia en el vivir cotidiano, en las actividades de todos los días. Hay que buscar todas las posibilidades comunicativas. Es interesante observar que ya desde las primeras interacciones se inicia el largo camino de la comunicación, pues el diálogo está presente. Los pequeños dialogan con sus amigos, con los adultos, expresan sus experiencias, las comparten y esperan de los demás que intercambien sus ideas y sus deseos.

La comunicación es fundamental que se dé con los pequeños, que demos significado a lo que nos dicen y no dejemos expresiones sin respuesta. Demos mensajes, pensemos sobre ellos. Favorezcamos la comunicación, dialoguemos, recojamos información, al principio de cosas sencillas y cotidianas. Pongamos mediante la comunicación a los niños y niñas en contacto con la vida.

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