Soledad sin soledad en Cantillana

La Hermandad de la Soledad de Cantillana celebró ayer, Viernes Santo, un acto de veneración a sus Titulares ante la imposibilidad de realizar su Estación de Penitencia hasta la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción.

En momentos de dolor o alegría, de pena o júbilo, un hijo de Cantillana nunca está solo, porque la Soledad está con él. A Ella van las súplicas, ruegos, promesas, gratitudes… Al igual que siempre estuvo al lado de su Hijo, soportando incluso el peso de su Cruz, también es alivio del pueblo de Cantillana, al que milagrosamente ha salvado en numerosas ocasiones y quien la nombró Alcaldesa Mayor Perpetua de la villa.

Porque la Soledad es muestra, al mismo tiempo, del dolor y la esperanza. Dolor y desgarro por lo que ha vivido y esperanza de lo que está por llegar. A Ella acuden los cantillaneros desde tiempos ancestrales para encontrar esa luz de vida. Una luz en la que enlazan sus promesas con el deseo de que la Stma. Virgen de la Soledad, intercesora ante su Hijo, conceda los favores especiales implorados por sus devotos.

Veneración a la Virgen de la Soledad y Stmo. Cristo Yacente de la Hdad. de la Soledad de Cantillana. Foto: J. Ángel Espinosa/Hdad. de la Soledad.

Por ello, la Hermandad de la Soledad de Cantillana organizó un acto de veneración a la Stma. Virgen de la Soledad y a Cristo Yacente durante el Viernes Santo, día en el que debía realizar Estación de Penitencia y recorrer las calles de la localidad. Las puertas del Santuario se abrieron, como de costumbre, en la mañana del día en el que Jesús muere en la cruz para que los cantilllaneros visiten a los Sagrados Titulares de la cofradía. Pero a partir de ahí, casi nada fue como de costumbre. La Virgen de la Soledad no se encontraba en su paso de palio, si no dispuesta en el centro del templo para recibir la visita de sus fieles y devotos. Por su parte, la imagen del Cristo Yacente tampoco se encontraba en el interior del sepulcro sobre su paso de misterio, sino en el altar mayor del santuario en forma de crucificado.

Durante toda la mañana y tarde, fue incesante el paso de los cantillaneros y cantillaneras por delante de su Patrona, a la que también otorgaban las tradicionales velas de promesas donde quedaban prendidas las moñitas con los nombres de sus devotos donantes.

Detalle de las velas de promesas a la Virgen de la soledad con las moñitas de sus fieles devotos.

El Descendimiento de la Cruz

La imagen Cristo Yacente, expuesto en forma de crucificado ante el retablo mayor del templo, también formaba parte del altar de veneración realizado por la Hermandad de la Soledad. La imagen del Santo Cristo del Sepulcro es una talla articulada en sus extremidades superiores, permitiendo mostrar a Jesús crucificado o yacente, y protagonizar así uno de los actos más señalados y distinguidos de la Semana Santa de Cantillana, como es la ceremonia del Descendimiento de la Cruz.

En este año en el que todo es extraordinario, la celebración del Sermón del Descendimiento también se hizo de forma diferente, ya que es costumbre hacerlo en el cuarto domingo de Cuaresma o Domingo de Laetare. Sin embargo, en esta ocasión, tuvo lugar en la tarde del Viernes Santo. A las 20:00 horas, Cristo fue despojado de los símbolos de su martirio y bajado de la cruz al mismo tiempo que se iba leyendo y rezando el Sermón del Descendimiento. Posteriormente, el cuerpo del Señor fue “entregado” y depositado ante su Madre, que en Soledad pero acompañada de su pueblo, lloraba la muerte de su Hijo.

Sermón del Descendimiento del Santísimo Cristo del Viernes Santo de 2021 emitido por la Hermandad de la Soledad de Cantillana a través del sus redes sociales.

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