Esta próxima media noche se celebra Halloween, una nueva tradición para unos y una costumbre arraigada para otros. Primeros de noviembre trae consigo la honra y recuerdo a los muertos, a las personas que fallecieron y que de una forma y otra, todos celebramos.
Para muchos, Halloween es una nueva celebración pagana importada desde Estados Unidos en la que se llevan a cabo divertidas fiestas de disfraces. Sin embargo, esa visión dista mucho de la realidad, pues se trata, si nos remontamos a sus orígenes, de otra forma de honrar a los muertos, de incorporarlos a la vida cotidiana y de estar bien con ellos. En todas las civilizaciones y religiones, el ser humano siempre ha honrado a sus ancestros, y Halloween es otra forma más de hacerlo.
La fiesta de Halloween que se celebra en estos días tiene su origen en la festividad celta denominada Samhaim o Samain, celebrada en la noche del tránsito de octubre a noviembre para conmemorar el final de la temporada de cosechas en la cultura celta, convirtiéndose por tanto, en una fiesta de transición de un año a otro y en la que se abría el “Shid”: el mundo de los dioses y los héroes, produciéndose la comunicación entre los vivos y muertos.
Carmelo Moreno es un vecino de Villaverde del Río para el que Halloween tiene un especial significado. Este villaverdero, que profesa la religión helénica, recuerda como ya “desde los 9 años ya tenía recortes de prensa en los que se trataba información sobre dioses paganos”.

Para este vecino de Villaverde del Río, esta fiesta, que la celebra especialmente durante tres días: 30 y 31 de octubre y 1 de noviembre, tiene tanto significado porque en ella a los muertos “se les da la bienvenida a casa, se brinda con ellos y se les ofrecen comidas”. En este sentido, desde hace tres años, Carmelo transforma por completo su casa coincidiendo con Halloween, lo que ha provocado que muchos vecinos y vecinas de la localidad acudan a su domicilio para disfrutar junto a él de las impresionantes recreaciones que lleva a cabo relacionadas con esta fiesta.

Familias enteras de la localidad, los niños y niñas más grandes del colegio, jóvenes… no se pierden el ambiente tétrico y de miedo con el que Carmelo impregna toda su casa y que por la noche se convierte aún más terrorífica con las velas, música, los ruidos extraños… En su domicilio te puedes encontrar en estos días esqueletos y calaveras repartidas por toda la casa, extraños seres colgados del techo, un posible asesinato en el baño o una improvisada morgue en el salón. Pero no todo queda ahí, porque para los más atrevidos, siempre pueden asomarse al cementerio y observar las antiguas lápidas y tumbas en las que reposan los restos de personas que murieron en extrañas circunstancias.
Detrás de este arduo e intenso trabajo, señala Carmelo, hay todo un “quebradero de cabeza desde meses antes para prepararlo todo: desde pensar en cómo hacerlo, comprar esto o aquello, hasta diseñarlo y hacerlo” y es que la mayoría de los objetos repartidos por la casa de este villaverdero, han salido de su imaginación y de sus propias manos.