Las pinturas descubiertas ahora están datadas en el siglo XVIII y se desconocía su existencia al estar tapadas por repintes superiores. El camarín de Ntra. Sra. de la Soledad está considerada la última obra barroca andaluza de este tipo.
Magnífico hallazgo el que se ha producido en el camarín de Ntra. Sra. de la Soledad, Patrona y Alcaldesa Perpetua de Cantillana, durante el transcurso de unas obras de fijación y restauración de unas piezas que se habían desprendido del interior de este “joyero devocional” cantillanero. Se trata de un conjunto de pinturas y decoraciones murales del siglo XVIII de colores y formas muy distintas a los actuales, que desde la propia corporación lo califican como un “descubrimiento en toda regla”.
Estas nuevas pinturas, desconocidas hasta ahora, se encontraban cubiertas por varias capas de pintura desde finales del siglo XIX. Ha sido la cata de limpieza realizada tras las labores de restauración las que han sacado a la luz estas “decoraciones al temple sobre estuco imitando diferentes mármoles con recuadros y enmarcaciones geométricas, sobre ellas se superponen tallos, cintas, tornapuntas y flores en oro y colores, mezclando de forma genial el primer estilo pompeyano con la sensibilidad delicada y conventual sevillana” según señala la Hermandad en el comunicado. Este hallazgo ha motivado la ejecución un proyecto de estudio, restauración y puesta en valor de la obra en su integridad.
Camarín joyero de estilo neoclásico
El valor patrimonial y artístico del camarín de Ntra. Sra. de la Soledad es verdaderamente importante. De inspiración barroca en las que se creaba “una sala regia y suntuosa rodeada de luz y esplendor”, la obra se realiza y reviste bajo un prisma neoclásico, por lo que se sitúa en esa frontera entre ambas corrientes artísticas, considerándose por tanto como “última obra” de esta tipología en la Andalucía Barroca.
Del camarín de Ntra. Sra. de la Soledad se conoce que la obra de ejecución del mismo está fechada en 1793 gracias a la conservación del contrato original de ejecución del retablo mayor entre la cofradía de la Soledad y los entalladores José Mayorga y Manuel Cahetano da Cruz. Sin embargo, nada se dice en dicho testimonio escrito de estas pinturas murales ahora descubiertas. Estos trabajos se finalizaron en 1795 con el dorado y policromía del espacio que cobija a la Patrona y Alcaldesa Perpetua de Cantillana.
